Junto con los compromisos internacionales para fomentar las finanzas verdes, se alzan el reto de la medición y el peligro del greenwashing
¿Tenemos buenas noticias de la Cumbre del Clima celebrada en Madrid (COP25)? Para quienes trabajamos en la reducción del impacto ambiental y en las finanzas verdes, esta reunión ha sido una bombona de oxígeno. Ámbitos que parecían totalmente ajenos a la sostenibilidad ambiental están buscando también renovar el aire que respiran. Uno de ellos es el mundo de las finanzas, que ocupó gran parte de la cumbre.

Hacia unas “finanzas verdes” globales
El camino hacia unas finanzas responsables con el medio ambiente cuenta con obstáculos y resistencias. Pero ya se pueden destacar algunos hitos de alcance europeo o internacional:
- 2014, octubre: Una Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo de Europa amplía los requisitos de información no financiera (social y medioambiental) por parte de grandes empresas.
- 2018, marzo: La Comisión Europea presenta el ‘Plan de Acción: Financiar el desarrollo sostenible’.
- 2018, diciembre: 24º Cumbre del Clima en Polonia. Cinco entidades financieras internacionales se comprometen a diseñar y financiar unos servicios adecuados para una economía baja en carbono.
- 2019, septiembre: Asamblea General de la ONU en Nueva York. 130 bancos firman los Principios de la Banca Responsable.
- 2019, diciembre: Compromiso Colectivo por el Clima, en el contexto de la 25ª Cumbre del Clima. 31 bancos se comprometen a desarrollar las metodologías necesarias para medir el impacto climático y la alineación con los objetivos climáticos globales y locales.
De la teoría a la práctica
Pocas semanas después de la Cumbre del Clima, se conoció el cambio de estrategia de BlackRock, líder mundial en la gestión de fondos y principal accionista de la banca española. En una carta, su CEO declaró:
«Creemos que la inversión sostenible será la piedra angular de las carteras de los clientes de ahora en adelante».
Laurence D. Fink.
El cuidado del medioambiente ya ha pasado de “trend” a “must”.
El auge de los préstamos verdes señala en la misma dirección. Sus destinatarios no son solo empresas que desarrollan energías limpias. Puede acceder a un préstamo verde cualquier empresa que desee financiar proyectos de reducción del impacto ambiental. A la vez, estas nuevas formas de financiación son un arma de doble filo. Hay quienes se denominan sostenibles sin tener un soporte en datos que lo justifiquen. La Comisión Europea está trabajando en un reglamento contra el “blanqueo verde”.
Pasar de la teoría a la práctica requiere instrumentos de medición fiables. La Cumbre del Clima dio espacio a iniciativas tecnológicas que facilitan ese salto. Allí presentamos nuestra propuesta de medición del impacto ambiental. En GreeMko, sostenemos que medir es el primer paso para mejorar. Mediante tecnología digital puntera, facilitan a empresas de cualquier tamaño o sector el acceso justificado a préstamos verdes. Su software permite la gestión global de todos los elementos que provocan un impacto ambiental.